martes, 2 de abril de 2013

No puedo esperar, ya no quiero esperar. No encuentro mi consuelo. No quiero estar más en esta jaula. No me entiendo ni sé como esperar. Pero sé que espero.Entiendo el sermón del fin de semana, no excluyo el de mis padres. No sé por que me voy, tengo miedo.
 
Busco en este vacío, en este cuchitril. Encerrado casi todo el tiempo con colores encima. Me aturde no poder reproducirlos. Naranjas, peras, carambolas y granadas muchas por probar. Afirmo, como muchos, que soy de los que se despiertan sin sueño alguno. Las compuertas no se abren. Soy de los que caminan erguidos cabizbajos.Mis adipos necesitan señales, estímulos fluorescentes de luz, no más opacidad.
 
  El aire sucio de esta ciudad viene a mí con exceso, la gente no. He estado aguardando, con prejuicios encima, acerca de la muchedumbre. Y para terminar este pedazo de texto...

Haré lo que dijo el gran cabral: "haz sólo lo que amas y serás feliz". "El que hace lo que ama está condenado rotundamente al éxito". "Espera lo mejor".
 Que haré? Pues todo lo que amo, y lo que probablemente empiece a querer para después amar...
Poner la mirada fija. Quiero adiestrarme en la genética de la causa, en la inmunología, contra el exterior. Aislarme lo más que pueda, leer, escribir aquí, perder la noción del tiempo afuera, salir con los cuates algunas veces, chelear, drogarme con lo más simple, tocar más de la tan ya violada guitarra, subir de grado en Judo, enorgullecer a mis padres. No tener un mal concepto del olor de la gente. La mayor parte no huele mal.

2 comentarios:

  1. Buena catarsis Nahual.
    Una sugerencia: no te aísles demasiado si querés escribir, para eso se necesita observar, mezclarte, conocer, amar y odiar, percibir para estimular los sentidos, llevar las emociones a la superficie...
    Un abrazo y ¡adelante chico!

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