martes, 19 de mayo de 2015

Estela del tiempo

Léeme así, en sollozos y pausas.

Son cortinas avisando lo que el aire presiente, sobre la piel... el que piense en ti viajando, cansado, con un anhelo tan quejoso. Como cuando te robe el aliento y por primera vez lo sentí en el momento justo, en la hora deseada, en el lugar correcto, en las piedras del pedregoso camino entre peñas y angostas y pelonas franjas, listones matizados, entre el color de en medio iba, camino a tí, ese día.
 Sentir el viento en la quietud, a solas, en un inhóspito lugar familiar, rodeado de cirios y al mismo tiempo dentro de un ojo de agua que refleja del otro lado las nubes cargadas de buenas nuevas.

Y de repente otra vez el agua. 

No me quites las ganas de quedarme viendo caer agua. No seas tan absurda como para... por decir, que me sirvieras una taza con concentrado frío, cuando sabemos que las tazas tienen gruesos bordes, siendo algunos muy finos, hechos especialmente para contener bebidas calientes. Al parecer,  "parece ser" que siento desvanecer la sobrecarga sobre mi ser que está como, vaya! una batería o motor en el día en que el sol esta más ardiente, desapareciendo el dolor agudo en mi cabeza, centrifugando mis neuronas, dejando la parte que grita nutrientes! de mi desnutrida piel y dejando a un lado mis constantes prejuicios y puntos de vista crudos de día a día. Que casi me chupan el néctar de mi solitario plantío, dejando sólo montículos de tierra negra porosa, inservible por tánta quemadera.
    Para eso es mejor no recordar eso, ponerse los auriculares y ser mimado por los gemidos del viento. 
      Y no era un gemido para todos,  para el conjunto de población era solo viento. Nadamas que el imaginaba ciertas situaciones, cuando rozaba con alguna mirada perdida por ahí, cuando se roza entre los colores de la gente. No sintiendo que se acercaba la noche, que las horas con su cansancio de talones pasaban tan rápidas, y a la vez que pasaba moría el día. 
    En sus estados de ánimo, muy allá de éste momento, a veces parecía que se levantaba sin razón alguna, sin querer buscar nada a altas horas de la noche-madrugada, y es ahí cuando se le descubría el por qué de sus insomnios. 
   En un momento es tal cual hormigueo en la cara, delicado y suave, tan inquietante como secretos y  yo vendiendo y tu comprando botones y en un momento que se veía venir estar tan juntos, yo, tú tan inquietante, y el muestrario de botones en medio, casi a centímetros uno del otro, unos bellos con una corriente eléctrica dejándome sin saber que hacer, quedando delicado y frágil, suave como la cáscara. En ese exacto intervalo miraba una bella forma, una fémina y aquí un mundo de amargura que cae cuando entras tú y ese viento. Entonces sonríe como si le clavaran una tabla de telar en la boca, haciendo de ella una maravilla más oriunda de donde es: un paraíso. 
         Una semana festiva. por ahí de los meses de marzo del 2015, en un pueblo como todo pueblo de Oaxaca -Sabiendo irrefutablemente que las costumbres son distintas-. Esos meses que dejan rastro, parpadeantes al principio, un mismo aroma que te hará recordar cuando el deja vú entre por el olfato.

Horas después en el lapso del horizonte con una estela naranja desvaneciente...comenzar a probar bocaditos pequeños de una pizza poblana en la feria "número" que no recuerdo. Es de saber que notamos que somos como esos niños pequeños y escurridizos, abiertos al estrepitante enojo con llanto del cielo en el tiempo ya enfermizo y jodido que cae en  marzo, siendo todo un fenómeno.  Es así como nos encontramos con uno mismo, haciendo estragos en la calle gris y despintada, gravando nuestros nombres cuando recién echan la mezcla. Tan es así como nos encontramos con uno mismo, porque somos hermanos por esas etapas de recaídas y levantes, además de andar en la delgada línea blanca y delicada.

     Soy por ahora un comerciante y profesionista con una vara picando un lado convexo de la manta que se desborda de agua para caer. En el verbo gerundio estando literalmente callado y fundido en una reflexión caucásica, arrancando  con la boca trozos de distintas formas de caminar de la gente, del amor rodeando en sus brazos a otros brazos tiernos. Un manojo de  infantes jugando bajo la lluvia, la pereza de los comercios, las envidias, la ambición y todo lo que consume. Cuadras consumistas,y yo aquí sintiendo o sintiéndote, a lo abstracto y distraído de mis modos y enredos de hilos en la cabeza, llegando al tope de la sierra, que muy seguramente eres tú, estampando todas mis cuerdas cerebrales y vocales directo en ti, en lo que eres, amarrándome en la noche plácida en todo lo hermoso de ti.

 Antes no se querían levantar mis tiempos.