martes, 2 de agosto de 2011

No veo el fluir en tí

Buen momento para emprender la batalla, una vez más. El rimer en tu cara y tu sonrisa hablan sobre de ti, tan solo en lo superficial. Yo te veo desde adentro, tienes frío, no veo que quieras dejar de temblar. Caminas al lado de mí, el cielo pinta con aspecto nublado, te oigo sollozar  a mis oídos: "vuelves a caer"; si tan solo pudieras mirar detrás del sol, podrás tener tu oportunidad sin necesidad de hablar-. Mírame mujer, mira este papel: estas plasmada en él.Qué es lo que realmente ves sobre él?. Y me dices: hombre, veo tus miedos, otra vez van a emanar. Puedes quedarte aquí, no importa, al fin y al cabo siempre no verás el fluir de mí - dices.
  -Mujer, te clavaré tu figura en la pared y en mi débil pecho también. Junta tus misterios conmigo, una sola sombra contigo formar hasta que el alba vuelva a regresar.
  Por favor, desaparece lo que me daña, hazme beber del agua dulce de tu manantial, el agua salada no quiero probar. Hazme dormir con más calor, con el frío afuera, soñar en que, en tu piel y sangre pueda resucitar y que  nuestras almas juntas estarán. Al fin y al cabo nuestros cuerpos a la tierra van, solo nuestras almas al ascenso cuando llega nuestro fin, van.

Si Dios nos creo para andar de par en par, vamos a abrazarnos y a creer en una sola fe. Me voy undiendo en mis rezos, solo me pierdo, puede que deje de respirar.Y  sigo viendo tus labios secos, agrietados y estrechos.

Al final me dices: mira ese charco de agua, nos iremos juntos cuando aprendas a navegar. Otra oportunidad más sin suerte, pues solo me quedo a tientas. No soy nada, solo soy un pobre wey- dije;  y ella me dijo: esos rezos solo   en tus pensamientos y en tus sueños están. Ya deja de pensar.


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