sábado, 11 de enero de 2014

Yo no quería ésto

"Estado de ánimo (contagiado).

Pobre, se cansa, le dije que la vida es impredecible. Tan impredecible, como lo impredecible de decirle ésto. Parece que la vida me lo tomó tan enserio. Sólo dice que la quería. Se quedó con su regalo, el detalle de detalles en la noche. La ausencia lastima.

La mente cansada de tánto seguir cabizbajo, andando, aún sabiendo y viendo que oscurecía, que el camino se oscureció repentinamente. 
-La quiero, eso de quererle y no tenerle, nuestros regalos mútuos -baja la cabeza-.

Llueve y llora, se van tan lejos esos suspiros que no sabes de que  manera podrás regresar  a tí.

Su foto quemó, las brazas se fueron lejos entonces. Y sin pensar, sin querer nació otra vez, el deseo desbalanceado y tirando al orgullo que estaba doliendo dejarlo, el deseo en el día bueno.

Afuera el clima hería a la infelicidad. Haciendo pasar, resurgiendo, reviviendo a la razón que se esconde entre el enredaderío de cosas de mujeres, maquillajes para ennegrecer la apatía y el sin sabor, para sorber con trozos de hielo el calor, para que trastabillen los hombres. Provocaciones, deseo.

Por qué callar esa chispa suprema de la que está hecha el alma, ese "sentimiento" de culpa?.

Era más la precaución que el cansancio y el deseo que se notó en su enmudecer, pisaba delicado al valor. 

Requintos, voces, entonaciones. Campanadas.

El mundo fué y es de los dos. Aunque nos cueste vivir, entre esos gestos que no comprenden; aunque a veces, cuando nos parábamos en las rendijas, oliendo el ambiente con esa gente, esas risas. Un portón negro, marcando pasos. Aunque tomáramos refresco, aunque comiéramos las variantes de los tiempos, la cochambre en la estufa, encima de nuestra blancura, quería decirnos muchas veces que era mejor no tener corazón, que solo era dolor. 

Estoy cansado de no querer y poder "no recordar". Es la obsesión hermano, obsesión que quiere también tu muerte, no te vayas.

Yo no sabía de ésto, la vida no es tan seria como para dejarte aquí todo el tiempo que decías concomitante al lado de una mujer. 

Está desesperado, ni lo presintió, o tal vez sí. Demasiado triste como para ser verdad.

Y esas cosas que quiere gritar:
Te beso y abrazo, ahora mírame, solo. Te juro que lo más hermoso y maravilloso era sentir ésto y tus besos. Estábamos tan a punto, a solo un día.

Cabizbajo, los ojos fijos en los mosaicos blancos del piso, mugriento por el andar de tantos pies, quisiera no fuera cierto, quiere regresar atrás...

Y afuera. En los cubículos del tiempo, cada quien con sus vidas.

-Querámonos, el tiempo es bonito. No juegues, decídete, recuerda que empezamos como niños, las rachas no se sienten juntos, sabes, querida? No mates las ilusiones-

-Esta llaga debajo de mis dientes irrita mucho. Estoy amando demasiado, creo que con un poco de bicarbonato se apaga-  Se quita del espejo, va a la cocina, abre el frasco, sus ojos, sus cejas se engrandecieron y enmudecieron luego, no hay nada. La llaga no se quitará, pero lo segundo que te dije no se aliviará.

...Si todos los días me recuerdas, no me perderás. Aquí estoy, búscame en la esperanza, entre tántas cosas oscuras, ahí en la capilla que fue imposible -sonrisa empapada-. Recuerdo que un día antes le ordené ciertas cosas, el agua bendita, sin querer la probé y me supo a despedida.

Yo no quería esto, no sabía de ésto. 

Cosas, cosas. Ciertos aspectos se remodelaron, lijé los marcos, leí unas tarjetas con frases antes de la comida. No es observable, no es costumbre hacerlo en el mundo contemporáneo, con detalles que cortan cadenas, que liberan aromas. Tan mías y tan tuyas. Sabes? Estoy viendo las hojas caer con el viento, me inquieta el cabello, me acaricia tal cual sonido que hace el agua al servirse. La felicidad no se va por el hoyo de mis bolsillos, se va con el aliento.

Esperanza. Llagas. Desilución. Gente que rumora sucesos infortuitos en el poblado verde tierno.




4 comentarios:

  1. Me atrapa, que la narración-con esa poesía natural que caracterizan tus cuentos- deja ver una historia de amor, donde se mueve la nostalgia, y la desilusión, cuando no el arrepentimiento con ese estuvimos a tiempo...UN abrazo. Carlos

    ResponderEliminar
  2. Decirte que la desilusión y nostalgia es lo que caracteriza nuestra vida, puede que no sea un aliciente. Todo lleva sus pautas y con el tiempo desaparecerá, quedará en un recuerdo que al evocarlo saltará una sonrisa en tu rostro, frágil pero hábil, eso dicen. Sin apenas darte cuenta te preguntaras ¿que paso?...

    Opino como Carlos. eres muy natural narrando y me gusta.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. La vida es así, y el amor. Llega la tristeza, no todo puede ser feliz.

    Un placer.

    Muchos besos

    ResponderEliminar
  4. Letras cargadas de desazón y de nostalgia por lo que no fue.
    Pero la esperanza siempre está espectante y consigue que, antes o después, la tempestad se acabe y el sol brille de nuevo.
    Sólo hay que saber esperar...
    Gracias por traerme a tu casa!.
    Un abrazo desde Pueblo poeta.

    ResponderEliminar