viernes, 10 de enero de 2014

Sin precaución.

Por que son así estas cosas?- Te oigo decir-

Se revuelven las cosas no? Se tornan de un modo heterogéneo; así, pensando en el sentimiento que sentirás si ella se te encarna, y cada vez que intentas quitártelo, la seducción de las penas de amores aún vivos, añejos, empolvados dentro de tí... hablan, sientes que te lamen, te arrancan la piel. 
 -No tiene mucho que los sucesos cotidianos cambiaron las ideas dentro de mí, tenía ideas absurdas, ilusión que conforme pasa el tiempo conocía el sentimiento que revolotea en todo el mundo, haciendo estragos de esos, de novios, de amantes o de casados, de amor de padre o de madre. En sí, era esa la palabra que libera emociones que permanecían neutras y ahora son toda locura, como esos ayeres de secundaria, y después, llegando a grande acabar terminando con eso, terminando cambiado por el mundo canalla que jurabas podrías cambiar siendo persona de talla alta, profesionista y educado, pero callado. Esclavo de la mediocridad y sólo trabajar para sobrevivir a ésto, que es un lago de sol ardiendo, muchedumbre.-

Ya cada quien, cuando atraviesa por estos rumbos se disfraza de algo, de tiempo en tiempo, temporadas, modas, canículas de junio. Y yo...

Tus ojos se llenan de conciertos, te digo. No están tranquilos, oyes voz, te dejas llevar.

 ...Por eso te digo que eres nocturna, pasión, ramas de árbol que se mecen y las oigo tan atónito, lástima que te veo a través de cristales oscuros. No puedo ver lo que sientes dentro y tu sí lo de mis afueras. Tan clara y divina que daría lo mismo ver la luz reflajada y amarilla, apacible en las paredes de la casa de enfrente, que podría jurar que es un reflejo de tu ser que deja consecuente, que sorbe el silencio, mi sombra,... el camino con lluvia que tanto deseo -pero no ahora, es a ratos-. Solo somos sueños, otros tiempos alejados. Pechos asustados que tiemblan, envoltura de estrellas fugaces que quisiera ver todos las noches en la cumbre, toda una eternidad viéndolas. Te arrancas sola y llegas pardeando al vacío de tus ojos oscuros para pasar a las siluetas de las luces que observo de lejos, en tu poblado tan distante, pareciendo luces al final de los túneles, esas frases tan repetidas y en hileras, tan tenues. Recién hechos los cuerpos que se azoman, enterrados apenas unos centímetros, antes de cerrar el closet, y pruebo el chocolate que retrocede a la turbidez de los días mal pasados. 
   
Dios mío, te quiero, no dices nada porque no digo nada, hay calma, fragilidad que se puede mirar y no se toca porque se rompe. No son días comunes, los naranjos no dan frutos, eres el agua escurridisa y yo estanque roto, o fierro oxidado, o a lo mejor soy un te quiero" pero dicho de una forma tal que no obligaría a pensar en otra cosa más que en "quiero contigo" pero dicho de otra forma y obligando a decir que no pienses mal; pero tal vez no eres tú, es y soy yo, no levanto los ojos, y lo que siento es duda. La duda mata, es un camino dando a un fango, insomnio en cada noche y plástico en el queso. Aquí, es ella la que abre a las ideas, simples actuares que hacen a  las ideas locas, llama que se enciende y quema hectáreas enteras de mala hierba, haciendo suspirar a los ingenuos hombres, que parecen caer de muy  alto para que te alcancen ciegos, en sus sueños. Y eso hace feliz dependiendo de quien sea quién, en tí, tu misma haciéndote halagos, aprisionada por nada,  y ellos rezando por que no se los cargara. Hace feliz, haciéndole a la idea del "chance", "quizás", " se me hará". Pero es impredecible, o quizás tal vez, no sabría, soy hombre, y los consejos de hombre muchas veces se los traga la insignificancia.

 La providencia es como un corral de alambres puntiagudos, para que te duela, para que no se pierda nada. Y es esa misma providencia  que enloquece, y entre más enloquece, más grandes y majestuosas las alas. Que puedo perder? 

Todos los días parecen no ser mis días, todas las noches me encuentro tirado bajo el sol. No me puedo parar, así de estúpido. Dile a la costumbre de mi alma que algún día se va a morir de miedo, que el daño provocará efecto placebo. Porque no es cuestión de que no tengas perro quien te ladre, ni enemigos. Más sin embargo, es un llanto de augurio, un gemido en el aire nocturno que te hace resbalar y caer de costado en la puerta, a un costado caes pensando en estas cosas. Cielos cenizeros que tarde o temprano tendrán que abrirse. Ya no tendrá que engarruñarse tu estómago por la gripe rematando a la depresión estúpida, después de tanto afligirte así, en donde sólo aprendías a hacer marcas no tan actuadas en el calendario, estando sólo. No sabiendo, no sintiendo que a través de las ventanas el sol hacía con el marco sombras en tu cara, tan suaves. No te preguntas ni por tan simple causa de que hay unos pasos tan cortos y pies de hermosas facciones que desistieron del consejo maldado de que "si te quiere o desea" vendría por ti, por ella; no pensar así, de forma estática. Se necesita entender que lo menos importante en estos asuntos es el decir palabras superfluas. Estas palabras que me digo, tan populares.
 Aquí se pierde, aquí se muere, aquí se acostumbran a nueva etapa después del "voy por algo y nunca vuelvo". Y así se olvidaron de tí.
Las nubes en mi color favorito, en este tiempo divino, esas nubes cuando mueren, desaparecen, como si el sol les clavara sus rayos, eso es bello, atraparlo en tus ojos, ganas de que no desaparezcan, rezos no hacen falta. Es la droga que te sonríe, esa y muchas drogas, capturas en jaulas que se esparcen en las mañanas. Madrugando y sintiendo, madrugando y sintiendo profundo.
Sé que mis codos en un conchón blando están, descansando, y el efecto es describir tan callado.


Salgamos de aquí, no importa que te dejen así, sál!



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