martes, 23 de julio de 2013

Expendio en una máxima fiesta.

Y yo me Sentí vivo, que digo vivo, reálmente vivo y suspendido. Una partícula de un cuerpo celeste brillando para todos. 
   Me levanté casi sin que me dieran el aviso a eso de las 5 de la mañana para una jornada más de respeto y obediencia.  No sentía el opaco dolor que siempre siento espalda abajo. En el aire había un perfume de ausencia que iba despareciendo poco a poco. Era la sensación de caminar sobre mallas de espinas dormidas. Haciéndome a la de resplandores como si de verdad estuviera iluminado por ti, por lo repentino de sentirse destilado, o por que había un augurio de permiso o de un papel de arreglo, contrato, promesas, de deudas pagadas. Luces como un perdido encontrado las intermitentes de un carro, encontrando la salida de emergencia, la llegada después de la ausencia. El desliz de un slide de una punta a otra. Larga, complaciente, brillante de éxtasis. Y que después las chinches debajo de las sábanas ni se sienten de la pasión que produce más sangre en la médula roja. Con la capacidad de aguantar las mismas caras de dureza de la gente. Por si fuera eso el pan de cada día, en la otra se sentía el trigo de alegría que recién salía, que llamaba a la preferencia para que le den el bocado que sabrá a verdadero pan con yema azul de cielo. Porque pienso en ti, en mí, en esos creceres etéreos de ambos. En la máxima y única paseadera de la virgen de juquila entre la calle en cantos, pasos guapachosos, entre las reverencias de sombreros, entre los actos que dicen  "gracias por darnos el cielo y la tierra", entre la fiesta. Ahí le llevan, entre las derramadas de cerveza, del tequila o de la caña para los más pobres. Con las cantadas de banda que no será mi estilo, pero que alegraban. Entre la punta del éxtasis sin pastillas o de la locura a la que se llega, casi al borde de derramar el agua.  Y el gusto que produce la desobediencia por esas épocas de la adolescencia. Con las manos llenas de vicios y agravios. Es el extendido de las margaritas y demás en las calles como pareciendo expendio de necesidades para los necesitados del alma.

Pero éste pueblo es expendio de nobleza, saben a nobleza.

Pero que también les gusta perder el respeto.

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