sábado, 6 de octubre de 2012

Hoy... quise pasarla bien.

Ayer no te ví, hoy sí. Fue la radiación que ya se propago por aquí, por este lugar lo que me impulsó hacia ti con mi guitarra desnuda y rota. Las cuerdas, los rasgueos y las notas lograron en alguna parte de tí sorprenderte - eso lo sé perfectamente. No esperaba tanto impacto en mi actitud. Sin duda alguna, pugné por salir. 
 Entré al salón nervioso, no tanto como cuando mi mente no contesta al fondo. Supuse que estarías acompañada. Tome la silla, me senté con la guitarra sobre las piernas. Era para mucho el confort del día, fué nublado... así que tomé la decisión -después desechada por el repentino cambio- de ir con camisa negra. Fuí de verde por que pensé que no era para apagar el día. Lleve tenis y pantalón gris por si acaso se daba la infortuna - No fué así-. Mi mente yacía en la necesidad superflua de querer acercarme más hacia ti, no podía. Los maestros carismas de la clase nos dieron el receso, y en ese entonces...
 -Que onda pollo!- Y te acercaste demasiado sin saber que ya te esperaba con esa acción. Sentí tu delgado cuerpo sobre mis espaldas. Esa sensación fue demasiado acogedora y electrizante. Sentí pequeños rayos recorrer mi cuerpo hasta los pies. 
 Vaya que sí se por qué; y me dieron ganas de voltearte a ver así de cerca. Para mí eres genial, justo lo que necesito. Y verte vestida de esa forma todavía era aún más...
- Hola! q onda! ya ves? te dije que iba a regresar jaja!- Me hice el sorprendido, de echo la posición del cuerpo fue tramada n.n. Te saludé, y en ese instante quise mirarte a los ojos nuevamente como aquella vez. Pero los nervios me traicionaron otra vez. 
-Vaya!- Y desde ahí me solté, no quise perder la conversación. No quise huir; empero, las cirscunstancias de las cosas cambiaron, salímos de compra a la vuelta de la esquina con los amigos. No tuvo tanta importancia. 
  Para mí eso fue el comienzo, volvimos para adentrarnos de lleno a las clases. No pude sentarme junto a tí por que un cuate me necesitaba. Pero ahí estuve, contemplándote. De repente volteaste cuando te miraba, te sonrojaste al percatarte de eso. No tuve de otra más que agachar la mirada, sonreír y asentir la afirmación de que todo iba bien...

Vaya que sí estoy electrizado, hechizado... estoy en medio de esta dulce magia blanca que no sé si me librará del miedo a arriesgar.
  

1 comentario: