sábado, 2 de junio de 2012

Clávame en tu cabecera

Esto siempre resulta ser como lo imagino, pues no encuentro merecer lo que tan a menudo sueño. Pero solo le pediré un favor a la que me encuentre primero: que me clave en su cabecera!. Que me clave para siempre, por que estaré ahí, en todos sus sueños, en todas sus oraciones, en sus más anhelados sueños. 
La paciencia milenaria del pueblo reflejado en el más injusto acto de la madre patria, cayendo sobre ellos. Se quedaran ahí de nuevo las ansias de los corazones maltratados, y yo que solo quiero terminar esta vida juntos. Para siempre. 
El buen indio jacinto que solo se queda mirando el camino que recorren las carretas. Sólo se queda ahí sentado sin ningún movimiento, y esos hermosos ojos siempre los ve asomarse por la pequeña ventanita de tan fina madera. Comienza a llover, al pobre se le empieza a subir la tristeza. No le queda de otra más que suspirar. 
...Y pobre jacinto, que solo pide que lo clave en su cabecera. Lo que pretende es que su sombrero encuentre un chal, aunque valga nada ante el orgullo de la clase alta.

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