miércoles, 9 de octubre de 2013

Hoy y siempre, la esperanza me sonríe ahora. Por qué no? Para todo hay esperanza. Y de la mano de ella, la solución. Para todo.

   Hace apenas un mes me dijeron un "ya no sigas". Pero yo sigo. Siempre sigo, el viernes 13 lo fué para mí, lo fué por primera vez, era un "no sigas" echando todo a la basura. Ese día estaba lloviendo, la lluvia arreciaba cada vez más, y yo temprano llegué. Pero a eso de las 9 y tanto de la mañana ya sentía un temor en aquel lugar, la saliva se me hizo un nudo en la garganta, ese mismo fluído se hacía cada vez más fuerte, como la lluvia que caía y que arreciaba más y más, aquel día de punto y aparte. No, el día no estaba así por mí, ni por ningún ser humano, no era para justificar mi agonía, mi rechinar de dientes y sollozos entre las lágrimas que empaparon mi sudadera. Sin embargo, fué un hermoso día,  a pesar de todo. Aprendí una lección, ahora hago caso de ese llamado. No fué para mucho, es lo que digo. Repaso y repaso, estudio y estudio, entiendo y  cada vez me rectifico  más. Ahora me preguntaré dentro  de estos meses que vienen: A dónde voy?

Me importa más ahora cambiar de fondo, será preparar el desayuno cada vez mejor: Hot cakes o ensalada de fruta. Valoro el tiempo, valoro lo completo y sano que estoy. Me alegro del dichoso sermón de mis viejos, de Consuelo, y de mis pocos cercanos. Ahh sí! Consuelo fué un pedazo de sí, cuando se recargó tantito sobre mí... por primera vez. Gracias.
 No, no estoy sólo. Sólo está quien no se encuentra entre éste andar corto. Mi libreta sencilla ahora guarda unos textos con poder que ahora, en cada acción, en cada peculiar saludo, lo aplico. A ese poder, le llama mi viejo: "amor".

Esperen relatos de poder extraños por crear.

 

1 comentario:

  1. Es precioso, me ha gustado mucho leerte, que bonito amor y que manera tan origunal de contarlo.

    Un beso grande.

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